De fe anglicana, con 17 años, creyó escuchar una
llamada de dios. Con el tiempo entendió el significado y se dio cuenta que su
pasión por la enfermería era una manera de ayudar los demás. Viajó a Francia,
Italia y Suiza con el objeto de completar su educación.Anotaba
diariamente todo lo que veía y aprendía y comparaba los hospitales que
visitaba.
En su empeño por ser una enfermera profesional,
Florence, inició un largo viaje por Europa y Egipto en el que conoció a varias
personas y visitó diferentes hospitales en los que aprendió distintas
metodologías y procedimientos.
En 1850 ingresó como enfermera en el Instituto de San Vicente de Paul en
Alejandría, una institución católica, más tarde visita el hospital del Pastor
Theodor Fliedner en Kaiserwerth y el Instituto alemán para Diaconisas
Protestantes.
En
1853 volvió a Paris, para estudiar la organización de hospitales y logró entrar
a la “Maison de la Providence” de las Hermanas de la Caridad, ampliando
conocimientos sobre el cuidado de los enfermos. Cayó enferma en la “Maison de
la Providence” y al respecto escribió: “De todas mis aventuras, que han sido
muchas y bien raras, la más sucia es el sarampión en una celda”.
En 1854 estalló la Guerra de Crimea. Durante la guerra fueron muchas las
bajas producidas por la escasez de servicios sanitarios en la zona. El entonces
ministro de guerra de inglés, Sidney Herbert, que conoció a Florence
Nightingale durante su estadía en Roma, en 1847, le pidió que supervisara el
papel de las enfermeras en los hospitales de la zona, pensó que ella era la única persona de su país capaz
de organizar y dirigir una empresa de auxilio de este tipo.
Nightingale, no dudó ni en segundo en aceptar esa proposición, consiguió
reunir a un número de 38 enfermeras y más y partieron a Scutari.
Con la
llegada de las enfermeras, el cambio de los hospitales fue tan notable que al
poco tiempo la mortalidad descendió del 40% a un 2%. Con el paso del tiempo, se reforzó el personal
del grupo, hasta contar con 125 enfermeras.
Su labor en Crimea hizo que se le reconociera en todo el mundo como enfermera, se convirtió en heroína
popular. Su obra fue inmensa, y en su mejor elogio cabe en una simple frase que
un soldado dijo: “Antes de venir ella todo era blasfemar, maldecir; después
todo era tan sagrado como en una iglesia”.
Tras el reconocimiento público de la profesión tras la estancia en
Crimea, consiguió ayudas económicas para
crear una escuela de enfermeras. En 1960 se inagura la Nightingale Training
School en el Hospital Saint Thomas de Londres, se creaba la primera escuela de
enfermería laica en el mundo.
Florence consiguió en pocos años que las enfermeras fueran consideradas
parte importante en los Hospitales.
Tras la enfermedad contraída en Crimea Florence, pasó muchos años postrada
en una cama. El 13 de agosto de 1910, con 90 años, moría en su cama en su casa
de Londres.
Cinco años más tarde se erigía en Waterloo Place el Monumento de Crimea en
honor a su importantísima contribución en aquel conflicto.
Fuentes utilizadas:
Aquí os dejo un vídeo sobre la biografía de Florence Nightingale en inglés por si queréis echarle un vistazo. Vídeo
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