Mary
Anning pertenecía a la clase baja y a una familia de protestantes
que no aceptaba el credo anglicano. Y, por encima de todo, era mujer.
Estos factores pesaron más al mundo científico de su tiempo que el
amplio conocimiento que acumuló a lo largo de años de búsqueda de
fósiles.
Mary
Anning nació el 21 de mayo de 1799 en la ciudad inglesa de Lyme
Regis. Sus padres profesaban el protestantismo pero no seguían los
dictados de la iglesia anglicana. Su padre, Richard Anning, se ganaba
la vida como ebanista y vendiendo fósiles que encontraba en los
muchos yacimientos costeros que se encontraban cerca de Lyme. Con su
esposa Molly tuvieron una larga lista de hijos que fueron falleciendo
de manera prematura. De hecho Mary fue bautizada con el nombre de la
hija primogénita que había muerto al quemarse con el fuego de la
casa. Solamente sobrevivieron ella y su hermano Joseph.
Todos ellos hicieron tambalear las teorías creacionistas que por aquel entonces dominaban el debate científico, y erigieron los pilares de la teoría de la evolución por selección natural que formularían Lamarck y Charles Darwin años después. Esta contribución de inestimable cuantía quedó difuminada por su carencia de estudios universitarios, sumada al sexismo y clasicismo de la élite científica de la época, que otorgó el mérito del descubrimiento los restos fósiles a los naturalistas que los compraron. Tuvo que transcurrir mucho tiempo hasta ser reconocida como “madre de la paleontología” y nombrada Miembro de la Sociedad Geológica de Londres, quizá demasiado teniendo en cuenta que murió solo unos años después a causa de un cáncer de mama.
Hoy sus fósiles pueden ser contemplados en la Galería de Paleontología del Museo de Historia Natural de París y en su homónimo en Londres.
Bibliografía:
Wikipedia
Mujeres en la historia
Realizado por Iman y Adriana
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